El Diamante Pink Star, con sus 59,60 quilates y un tono “Fancy Vivid Pink” impecable, ha marcado récords en subastas, llegando a venderse por más de 70 millones de dólares, una cifra histórica en el ámbito de las piedras preciosas. Esta gema fue cuidadosamente tallada de un bruto de 132,5 quilates, descubierto por De Beers, y pasó a diversos nombres y propietarios antes de asentarse como uno de los diamantes rosas más valiosos y puros jamás clasificados por el GIA (Instituto Gemológico de América).
En este artículo, desvelaremos 10 datos clave acerca del Pink Star: su proceso de pulido que tomó casi dos años, su subasta récord en Hong Kong, las controversias de su compraventa fallida y el significado de la etiqueta “Fancy Vivid Pink”. Conoce la fascinación que rodea a esta gema excepcional y cómo se ha convertido en un referente en el mercado de los diamantes de color.
1. De un bruto de 132,5 quilates a 59,60 quilates pulidos
El Pink Star nació de un diamante en bruto extraído por De Beers que pesaba nada menos que 132,5 quilates. El proceso de corte y pulido, que insumió cerca de dos años, buscaba maximizar la pureza y la saturación del color, sacrificando parte del peso en aras de conseguir una talla ovalada perfecta con 59,60 quilates.
La dificultad radica en mantener la intensidad cromática mientras se elimina material que pudiera contener inclusiones o matices desiguales. El resultado: un diamante rosa de proporciones asombrosas y con un grado de claridad “internamente impecable” (IF), según la GIA, lo que lo pone en una categoría aún más exclusiva.
2. Clasificado “Fancy Vivid Pink” por el GIA
La etiqueta Fancy Vivid Pink indica el máximo nivel de saturación e intensidad para el color rosa en la clasificación del Instituto Gemológico de América. Este rótulo califica a la piedra como extremadamente rara, pues la mayoría de diamantes rosas presentan tonos más tenues o tienen inclusiones.
Además, el Pink Star es uno de los pocos diamantes por encima de los 50 quilates con esta calificación. Su pureza IF (internally flawless) coloca a la gema en un peldaño casi mítico dentro de las subastas, donde diamantes de color menor, con tonalidad “Fancy Intense” o tamaños inferiores, ya se venden a precios millonarios. Este “doblete” de coloración extrema y talla grande lo transforma en una maravilla sin parangón.
3. Subastado en Hong Kong por más de 70 millones
En abril de 2017, la casa de subastas Sotheby’s Hong Kong ofreció el Pink Star y logró un precio final de 71,2 millones de dólares, estableciendo un récord para cualquier gema o joya en subasta. La compradora resultó ser la joyería Chow Tai Fook, uno de los grandes referentes en Asia.
La puja duró minutos que electrizaron la sala, en los que postores anónimos empujaron la cifra hasta superar cualquier marca previa en diamantes rosas. Este hito dejó atrás otros récords, como el “Oppenheimer Blue” o el “Graff Pink”, confirmando que los diamantes de color cada vez atraen mayor interés en las altas esferas del coleccionismo y la inversión en joyas.
4. Un nombre cambiante y una historia de compras fallidas
Originalmente, el Pink Star se conocía como “Steinmetz Pink”. Tras exhibiciones y documentales, fue rebautizado como Pink Star, aumentando su fama pública. En 2013, se subastó en Ginebra por 83,2 millones a un comprador llamado Isaac Wolf, quien no pudo concretar el pago.
La joya regresó temporalmente a manos de Sotheby’s, quedando en exhibición como reclamo sensacional hasta que en 2017 fue vendida a Chow Tai Fook en Hong Kong por 71,2 millones. Estos altibajos ponen de relieve la volatilidad del mercado de joyas raras, donde los compradores deben disponer de liquidez inmediata o garantías, so pena de anularse la venta y devolver la gema a la casa subastadora.
5. Fue parte de la exhibición “Splendor of Diamonds”
Antes de las subastas, el Pink Star se dio a conocer en exhibiciones de prestigio, como la “Splendor of Diamonds” del Museo Smithsonian en Washington D.C. Allí compartió vitrina con otras legendarias gemas, como el “De Beers Millennium Star”. Estas muestras acercan al público la oportunidad de contemplar en persona diamantes casi inalcanzables.
Durante dichas exhibiciones, el Pink Star llamó la atención por su proporción oval y su carencia de inclusiones visibles, irradiando un tono rosado muy puro bajo distintas iluminaciones. Esto reforzó el mito de que era uno de los diamantes rosas más perfectos y grandes que se hubieran certificado jamás, aumentando su cotización potencial para futuras subastas.
6. Dos años de talla y pulido
La meticulosidad del tallado del Pink Star exigió cerca de 20 meses de trabajo ininterrumpido, con un equipo de lapidarios y gemólogos pendientes de cada faceta. Cualquier error, por mínimo que fuera, podría reducir de forma drástica su peso final o comprometer la intensidad del rosa.
Cada faceta fue estudiada con herramientas de modelado 3D y la experiencia manual de cortadores veteranos, pues la formación interna del diamante dictaba dónde se podían sacar las imperfecciones y resaltar el color. Este tipo de proyectos involucran costos de mano de obra, investigación y aseguramiento extremadamente elevados, pero culminan en el diamante de alta gama, listo para reinar en las subastas.
7. Polémica por la procedencia y la extracción
Aunque De Beers no reveló públicamente detalles de la mina exacta donde se extrajo la piedra bruta de 132,5 quilates, algunos especulan que provenga de África. El debate ético sobre “conflict diamonds” no recae directamente en el Pink Star, pues se presume que De Beers sigue protocolos de la Kimberley Process.
Con todo, el secretismo habitual sobre la procedencia de los diamantes de color y su comercialización es un reflejo de la cautela de las grandes compañías. Este halo de misterio, sumado a la rareza de la gema, alimenta el valor simbólico y la fascinación del público, que ve en estas piedras un objeto de leyenda y status.
8. Diamantes rosas y su rareza en alza
El Pink Star lidera el mercado de diamantes rosas, un segmento en el que el cierre de la mina de Argyle (Australia) en 2020 generó previsiones de escasez creciente. Argyle producía la mayoría de diamantes rosas, aunque pequeños. El Pink Star, con su gran quilataje y saturación, se alza aún más como una gema histórica.
El interés por estos diamantes de color se ha disparado en Asia (China, Hong Kong) y Oriente Medio, donde coleccionistas y casas de joyería compiten para hacerse con ellos. Las subastas en Hong Kong se han convertido en barómetros del valor de los diamantes rosas, con incrementos anuales significativos en los precios de puja, haciendo del Pink Star un referente imbatible para futuras ventas.
9. Una larga espera por la “joya perfecta”
Se comenta que la empresa Steinmetz Diamonds, responsable inicial del corte, se tomó su tiempo para encontrar el comprador adecuado una vez completada la talla. Varias exposiciones y actos privados sirvieron para promocionar la gema, apodada “Steinmetz Pink” al principio. Así se generó expectativa y se propició la búsqueda de un postor capaz de desembolsar decenas de millones de dólares.
Este tipo de estrategia es común en piedras superlativas: se exhiben, se dejan ver en eventos de alta sociedad y se generan rumores de venta privada, elevando el aura y atrayendo magnates. Cuando Sotheby’s y luego Chow Tai Fook entraron en escena, era el desenlace de una búsqueda prolongada de la “joya perfecta.”
10. Un referente para el mercado de diamantes de color
La venta del Pink Star (a 71,2 millones) sigue marcando el estándar de los diamantes rosas. Cada vez que aparece un nuevo diamante rosa excepcional en subastas, se lo compara inevitablemente con esta gema. La fama del Pink Star recuerda que, en el mercado de lujo extremo, ciertas piedras se convierten en hitos y definen la cima de la pirámide durante años.
Además, su existencia impulsa el estudio gemológico de los factores que generan el color rosa en el diamante, asociado con deformaciones en la red cristalina. Inspira a coleccionistas y a la propia industria de la joyería, que aspira a descubrir y tallar futuras gemas capaces de competir con su grado de perfección en color y pureza. Cada vez que se nombra al Pink Star, se evoca el esplendor supremo de los diamantes de color.
Conclusión
El Diamante Pink Star trasciende la categoría de joya para convertirse en un símbolo máximo de la exclusividad, alcanzando cifras superiores a los 70 millones de dólares en subastas y ventas privadas. Su tono Fancy Vivid Pink, su talla ovalada casi impecable y su peso de 59,60 quilates lo erigen en la cúspide del mercado de diamantes rosas, un espacio reservado a muy pocos. Su recorrido, lleno de exhibiciones y subastas fallidas o exitosas, refleja la enorme expectación que despierta una gema de tal calibre. Y más allá de su precio, expresa la conjunción de rareza, perfección y aura mítica que solo un diamante “estrella” puede producir en el universo del lujo.