Narval: 10 datos del “unicornio del mar” con colmillo de marfil

10 curiosidades del “unicornio del mar” y su colmillo de marfil, su vida en el Ártico, migraciones extremas y adaptación al hielo.

El Narval (Monodon monoceros) es uno de los cetáceos más enigmáticos y llamativos de las frías aguas del Ártico. Apodado “unicornio del mar” por el largo colmillo en forma de cuerno retorcido que exhiben los machos (y ocasionalmente algunas hembras), ha inspirado mitos y leyendas desde la Edad Media, cuando se vendía el marfil de su colmillo como supuesto “cuerno de unicornio”. Más allá de la fantasía, el Narval es un animal real y sorprendente, adaptado a un entorno extremo, con una anatomía y un comportamiento social que apenas se está descubriendo plenamente.

En este artículo, exploraremos 10 datos esenciales sobre el Narval: desde el papel de su famoso colmillo —que resulta ser un diente canino modificado— hasta su dieta y su patrón de migraciones en el deshielo. Conocerás por qué es tan difícil de estudiar y cómo el calentamiento global plantea nuevos desafíos para su conservación. Bienvenido a un viaje por las aguas heladas del norte, donde el Narval nada sigilosamente en busca de peces en la penumbra del Ártico.

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1. Un “cuerno” que es en realidad un diente canino

El rasgo más distintivo del Narval es su “cuerno” frontal, que no es otra cosa que un diente canino izquierdo que atraviesa el labio y crece de forma helicoidal. Puede medir entre 2 y 3 metros de longitud en los machos, y en casos raros las hembras también lo desarrollan (o incluso hay narvales con doble colmillo si crece el derecho).

Este diente se compone de dentina con canales nerviosos que permiten una sensibilidad muy alta. Estudios sugieren que el colmillo ayuda a percibir cambios de temperatura y salinidad del agua, sirviendo como un sensor ambiental crucial. Asimismo, machos pueden realizar choques o “toques” con sus colmillos en interacciones sociales, sugiriendo que también cumple una función de exhibición y jerarquía sexual.

2. Habitante de las aguas heladas del Ártico

El Narval se distribuye en zonas del Ártico y subárticas, especialmente en costas y fiordos de Canadá, Groenlandia, Rusia y Noruega. Prefiere aguas frías con presencia de hielo estacional. A menudo se le encuentra en grupos —llamados manadas— de unos pocos ejemplares, aunque en ocasiones se reúnen decenas para migraciones o áreas de alimentación específicas.

Su área de distribución coincide con la del hielo marino que cambia estacionalmente. El Narval sabe aprovechar grietas y polinias (zonas abiertas rodeadas de hielo) para salir a respirar. Debido a su adaptación a entornos remotos, el estudio sobre su biología en libertad ha sido muy restringido por las condiciones extremas y la dificultad de rastreo.

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3. Buceos extremos en busca de presas

El Narval es un buceador notable, capaz de sumergirse a profundidades superiores a los 1.000 metros para alimentarse de peces —como el fletán o bacalao ártico—, calamares y crustáceos. Estas inmersiones pueden durar más de 20 minutos, soportando presiones enormes en un medio con temperaturas cercanas al punto de congelación.

Su fisiología incluye alta concentración de hemoglobina y adaptación para disminuir el ritmo cardíaco al sumergirse, optimizando el uso de oxígeno. Estas condiciones le permiten explotar zonas abisales con menos competencia, encontrando presas a las que pocos otros cetáceos menores podrían acceder. Su colmillo posiblemente detecte variaciones de salinidad que indiquen corrientes ricas en peces.

4. Manadas y comportamiento social

Los Narvales se organizan en manadas pequeñas (2-10 individuos) o grupos mayores estacionales. Muestran lazos sociales de larga duración, generalmente formados por hembras y crías o machos asociados en “alianzas” para buscar alimento. Se cree que cada manada posee cierto “dialecto” de chasquidos y silbidos, reflejando una cultura vocal similar a la de orcas y belugas.

Entre machos, se observan interacciones “tocando cuernos” (tusking), que pueden servir para comunicar estatus o incluso intercambiar información sensorial. Estas conductas, junto al colmillo sensible, sugieren un repertorio social complejo, aunque difícil de estudiar dada la lejanía y lo esquivo que es este cetáceo.

5. Migraciones ligadas al deshielo y a las corrientes

Con el cambio estacional del hielo en el Ártico, los Narvales efectúan migraciones anuales, transitando en verano a fiordos y aguas costeras ricas en alimento, y dirigiéndose en invierno a zonas donde el hielo sea menos denso para poder salir a respirar mediante grietas (respiraderos naturales).

Los estudios satelitales, con dispositivos adheridos a narvales, han permitido mapear rutas que abarcan miles de kilómetros. Sus puntos de alimentación de verano coinciden con áreas donde proliferan calamares y peces bentónicos. El deshielo anticipado o la congelación tardía pueden alterar drásticamente sus rutas, afectando su acceso a presas y aumentando el riesgo de quedar atrapados en el hielo.

6. Dieta basada en peces árticos y calamares

El Narval come principalmente peces grasos como bacalaos (especialmente el “bacalao ártico”) y fletanes, así como calamares y camarones, según la disponibilidad estacional. Gracias a la ecolocalización y a su capacidad de buceo profundo, detecta y captura presas en zonas poco iluminadas.

Esta dieta rica en grasas se relaciona con la capa de grasa que el narval acumula para aislarse del agua helada. Como depredador tope, mantiene en equilibrio las poblaciones de peces abisales. Eventualmente, el colmillo podría servir de sensor para localizar cardúmenes o estructuras de hielo, aunque se siguen investigando las dimensiones de esta hipotética funcionalidad.

7. Uso cultural y leyendas de “cuernos de unicornio”

En la Europa medieval, los “cuernos de unicornio” tenían un valor exorbitante, pues se creía que purificaban venenos y curaban enfermedades. Dichos cuernos eran en realidad los colmillos de narval comercializados por pueblos árticos. Reyes y nobles pagaban sumas astronómicas por estos supuestos objetos mágicos.

Con el avance de la exploración y el comercio, se comprobó su auténtico origen, pero el halo de misterio en torno al narval persistió, inspirando mitos. Incluso hoy, su colmillo real alimenta la imaginación de escritores y artistas, aunque la caza para extraer marfil se halla limitada en la mayoría de las regiones, protegiendo al cetáceo de la sobreexplotación.

8. Adaptaciones al hielo marino

El Narval cuenta con un cuerpo fusiforme y aletas pequeñas que reducen la pérdida de calor, al igual que una gruesa capa de grasa subcutánea. Esto le permite soportar aguas heladas por debajo de los 0 °C. Además, la constitución de su piel y la distribución de capilares ayuda a retener calor interno y mantener estable la temperatura de órganos vitales.

Por otro lado, la capacidad de encontrar y usar grietas o polinias para respirar resulta esencial en inviernos crudos donde el hielo cubre extensas áreas. En caso de quedar “atrapados” por el congelamiento repentino de las aberturas, corren alto riesgo de morir asfixiados. Esto hace del clima y la dinámica del hielo factores críticos en su supervivencia anual.

9. Estado de conservación y caza de subsistencia

Aunque globalmente no figura como “en peligro crítico”, el Narval se clasifica como “casi amenazado” por la UICN, debido a la caza (principalmente de subsistencia) y los efectos del cambio climático sobre el hielo. Comunidades inuit y otros pueblos autóctonos del Ártico cazan narvales de forma regulada para aprovechar su carne, grasa y marfil del colmillo.

El calentamiento global, que reduce el hielo, puede alterar sus rutas migratorias y exponerlos a nuevas amenazas, como el tráfico marítimo o la exploración petrolera en áreas hasta ahora inaccesibles. También ha aumentado la presencia de orcas en zonas antes cubiertas de hielo, incrementando la depredación sobre narvales.

10. Un “unicornio marino” que invita a la investigación

Gracias a su colmillo en forma de cuerno y a su hábitat remoto, el Narval permanece rodeado de un aura mítica. Para la ciencia, continúa siendo un desafío descifrar su ciclo de vida completo: sus puntos de cría, la fisiología de su corazón durante inmersiones abisales y la función plena de su colmillo sensorial.

Las iniciativas de rastreo satelital y las colaboraciones con comunidades inuit han arrojado datos valiosos sobre sus migraciones y áreas de alimentación. Sin embargo, cada nueva expedición en el Ártico descubre facetas inexploradas de este cetáceo. La conservación del narval se vincula a la preservación de los hielos marinos y a la capacidad de la humanidad de frenar el calentamiento global. Al final, su existencia simboliza la intersección entre mito y realidad, recordándonos que los océanos guardan todavía seres dignos de una historia de fantasía.

Conclusión

El Narval, con su colmillo espiral que evoca unicornios, encarna el misterio y la belleza de los mares polares. Habitante de un Ártico cada vez más cambiante, depende del equilibrio del hielo para cazar, migrar y reproducirse. Comprender su comportamiento, su dieta y las presiones ambientales que enfrenta nos acerca al corazón de los desafíos que sufren muchas especies polares ante el deshielo acelerado. Proteger sus zonas de vida y regular la caza de subsistencia son pasos primordiales para que este “unicornio del mar” continúe surcando las aguas heladas y maravillándonos con su singular estampa.

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